Editorial El Nacional: No son machos sino muchos

MARIA CORINA 21 03Se ha puesto de moda entre los chavistas hablar como una guacharaca con cocaína acerca de los derechos de la mujer y, por otro lado, atacarlas traicionera y cobardemente, maltratarlas y buscar hundirlas valiéndose de su condición de macho en el poder.

Detrás de esta actitud violenta, ya sea física o psicológicamente, se oculta en paralelo una profunda envidia y una gran frustración. Por ello se lanzan contra las mujeres para destruir el objeto de sus desgracias.

Este tema surge por la persistente obsesión de los jerarcas rojitos por lanzar una ofensiva contra las mujeres de la oposición que demuestran valor, inteligencia y coraje, es decir, lo que les faltó a los militares golpistas en las dos intentonas que llevaron a cabo.

Dirigieron sus esfuerzos «de hombres machos» contra las hijas y la esposa del presidente Carlos Andrés Pérez que estaban solas en La Casona.

Lo cierto es que desde el poder una corriente machista recorre las acciones del Estado, usando el chantaje, la violencia institucional y cualquier vericueto legal para perseguir a las mujeres que no comulgan con esa trampa ideológica que es el chavismo.

Diputadas, alcaldesas, dirigentes estudiantiles, juezas, tuiteras, maestras y profesoras, militantes y amas de casa han conocido en carne propia la represión, el insulto y la cárcel. Pero no se rinden ni dicen «por ahora». Lo de ellas es una lucha continua y heroica por su país y por la democracia.

Ahora el monstruo despierta de nuevo y ataca a su presa favorita, María Corina Machado, a quien el Capitán se la tiene dedicada. Cuando le venía en gana ordenaba a su entorno que le pegara, la insultara en el hemiciclo y la vejara. Como ello no fue suficiente, la expulsó de su curul ganado limpiamente.

También el contralor general, Manuel Galindo, ha entrado en escena y ha inhabilitado a María Corina para ejercer cargos públicos por un año «por no incluir algunos activos» de carácter laboral en su declaración jurada de patrimonio cuando era diputada. Estos activos consisten ­según las agencias de prensa­ en «las prestaciones sociales y algunas bonificaciones o dietas que ella cobró a la Asamblea Nacional cuando ejerció como diputada». Según el señor Galindo al no incluir en la declaración jurada de patrimonio «tales conceptos de carácter laboral», la Ley contra la Corrupción considera que existe «una inconsistencia o un ocultamiento».

La Ley contra la Corrupción debería ocuparse de un hecho lamentable: Galindo ha convertido la Contraloría en su casa familiar y a su lado el hijo y su nieto trabajan de lo más orondos.

Resulta tierno ver cómo su nieto lo llama «abuelo, abuelo, revise este documento», o el hijo diciendo «papá, papá, necesito que me firmes mis vacaciones». ¿Cinismo o descaro? Galindo sabe que para tomar una decisión contra un diputado o diputada los trámites son largos y engorrosos. Además, exigen un tiempo prudencial que puede ser de hasta tres años para llegar a una decisión en firme. ¿Por qué Galindo está tan apurado?

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