*** Nada de sucursal del cielo, y demasiado ruda para ser infierno. La capital ha perdido el rostro y también la luz. Es irreconocible en su tramado urbano y también en las caries que empiezan a mostrar sus fachadas.
Al cumplirse 448 años de la fundación de Santiago de León de Caracas, se mantiene el Ávila y el amor de sus habitantes que cada día sufren la multiplicación de los problemas y encuentran menos voluntad de coincidir en soluciones permanentes, que no se queden a mitad de camino entre tanto desorden, y hasta anomia
Salvo unos pocos edificios públicos que han sido recuperados, los demás lucen las ronchas de la crisis económica, de la arbitrariedad y de la falta de autoridades que se encarguen de la preservación de lo singular cotidiano. Mientras de La Pastora queda poco y San Agustín y sus formas moriscas es un sueño desvencijado, la metrópolis ha sido acorralada por el miedo y la violencia.
Ciudadanos influyentes reflexionan sobre la gobernabilidad en la capital. A propósito de los 448 años de Caracas ofrecen ideas para mejorar y articular las políticas públicas en el área metropolitana. La inseguridad, la anarquía y la falta de guía son los principales problemas que observan. Piden que se reconozcan los liderazgos elegidos, y que haya civismo y paz
Tomado de El Nacional
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