Nuestros teléfonos móviles no dejan de repicar. Son llamadas provenientes de amigos, conocidos o simples pobladores de Ocumare de la Costa, población ubicada en el extremo norte del estado Aragua, capital del Municipio Costa de Oro; que se comunican para denunciar lo que califican como un gran abuso por parte del general de división Rodolfo Clemente Marco Torres, gobernador de esta entidad.
Según la gente de Ocumare de la Costa, Marco Torres, decidió desde este sábado 24 disfrutar esta Semana Santa junto a su familia, con la que se instaló en ese paraíso que conoce como La Ciénaga, una playa aragüeña que está situada en el extremo oeste del estado, justo antes de llegar a Turiamo; pero para que nadie lo perturbe, el mandatario prohibió que los lancheros de Ocumare que lleven turistas a “su” playa, lo que ha generado un gran malestar entre los pobladores de esta costa aragüeña, puesto a 
que todos esperan con mucho entusiasmo la llegada de la temporada turística para trabajar y obtener sus sustentos. Como se sabe, en las costas venezolanas una inmensa cantidad de familias viven de normalmente de la pesca y del turismo que genera la temporada vacacional; pero cuando se produce una orden, como la que dio el gobernador Marco Torres de prohibirle a los lancheros que no lleven turistas a La Cienega, los ingresos de estos merman considerablemente.
Realmente son innumerables los turistas que llegan a Ocumare de la Costa y piden que los lleven a La Ciénaga, una playa que no es otra cosa que una piscina natural, muy bella, y con agua cálida, que además forma parte de nuestro gran Parque Nacional Henri Pittier.
Los pobladores de Ocumare presumen que el gobernador Rodolfo Marco Torres, no quiere a nadie cerca, para evitar ser, junto a su familia, víctima de protestas y abucheos. “Ellos le tienen miedo a las reacciones del pueblo”, nos dijo muy molesto Tomas, un viejo lanchero afectado por la prohibición de llevar turistas a La Ciénaga
Lo que ocurre hoy con Marco Torres en esta playa tropical paradisíaca, nos recuerda cuando en la década de los 50, por decisión de otro general con un nombre muy parecido al de hoy, “Marcos” Pérez Jiménez, fueron desalojados los 121 personas que habitaban la Isla La Orchila, donde bajo su régimen dictatorial se construyeron algunas instalaciones militares y unas 32 pequeñas casas entre las que destacaban una residencia presidencial, diseñadas por Julio Barreiro Rivas y que serían frecuentadas por el gobernante y sus allegados, para disfrute familia y en muchos casos orgías.
¡Menos mal que el general de división Rodolfo Clemente Marco Torres, gobernador de Aragua es revolucionario…, pero que desprecia disfrutar su Semana Santa rodeado de pueblo!… Así son las cosas, como diría el fallecido colega Oscar Yánez.
José Rafael Ramírez
Periodista, CNP 3.141
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