El curioso título de este artículo no se refiere a una novela policial de Agatha Christie ni mucho menos al nombre de alguna aventura de Sherlock Holmes. Es un sorprendente hecho ocurrido en Venezuela, en estos mal llamados tiempos de revolución: la inexplicable desaparición, el pasado 30 de diciembre de 2016, de un helicóptero del Ejército MI17 V5, siglas EV0796, el cual cumplía una misión de transporte de personal y alimentos con destino a la estación de desarrollo “Coyoguaiterí” y a la base de seguridad territorial “Delgado Chalbaud”, ubicadas en el estado Amazonas. Al conocerse el hecho, el Ministerio de la Defensa emitió un comunicado mediante el cual informó que: “La última localización fue en las coordenadas 045946N-067300W, azimut 170, a 37 millas náuticas al sur de Puerto Ayacucho, desde donde había despegado con rumbo a La Esmeralda. La tripulación está conformada por el capitán Griseldo Fernández (piloto), capitán Otto Alvarado (copiloto), sargento Yerver Mujica (ingeniero de vuelo) y sargento Jhonatan Inojosa (mecánico). Además se encontraban a bordo cinco efectivos militares y cuatro ciudadanos. Hasta su último registro no reportó ninguna novedad con las dependencias de tránsito aéreo. Al conocerse que la aeronave no había llegado a su destino, se dio parte de inmediato a las autoridades aeronáuticas y se activó una operación de búsqueda y rescate en la cual se encuentran empeñadas varias aeronaves de ala fija y rotatoria, así como diversas unidades, equipos y medios fluviales y terrestres de la FANB apoyados por las comunidades indígenas”.
Hasta aquí todo parecía estar funcionando de acuerdo con los procedimientos establecidos ante la posible ocurrencia de un lamentable accidente y no quedaba sino esperar los resultados de los esfuerzos de búsqueda y rescate. El problema empezó a complicarse al surgir opiniones contradictorias entre voceros gubernamentales sobre el resultado de la operación de búsqueda. Curiosamente, el 2 de enero de 2017 familiares de los tripulantes fueron informados telefónicamente de que el helicóptero había aparecido y que todos los pasajeros se encontraban con vida. A las pocas horas de haber sido difundida la noticia, el ministro para la Comunicación e Información, Ernesto Villegas, a través de Twitter informó que la noticia que circulaba en los medios no era verdad y que se continuaba intensamente la búsqueda. Al mismo tiempo el gobernador Liborio Guarulla hizo pública la información de que unos indios Yecuana habían localizado el helicóptero. También se ha señalado que la relación de los familiares de los pasajeros con las autoridades militares no ha sido satisfactoria, llegándose al extremo de crear entre los familiares de los tripulantes y los de los pasajeros, marcadas diferencias en el trato y en la información que reciben. Esta forma de actuar ha provocado entre los habitantes de La Esmeralda un gran malestar al considerar que las autoridades militares no desean que los indígenas sean utilizados en la búsqueda para evitar que se conozca la verdad de los hechos. Lamentablemente, esa es la matriz de opinión existente actualmente.
Otra severa crítica que ha surgido entre algunos expertos en ese tipo de operaciones ha sido la limitación que las autoridades militares han impuesto al no permitir la utilización de medios aéreos o terrestres no militares. Justamente, el teniente coronel (AV) Eduardo Centeno, especialista en investigación de accidentes aéreos, búsqueda y salvamento sostiene que: “De acuerdo con estándares internacionales, la estadística que se maneja conduce a aceptar que tras las primeras 48 horas del accidente, las probabilidades de encontrar supervivientes disminuye en 90%. Por esa razón, no es conveniente limitar el rastreo por aire y tierra exclusivamente al personal militar, al contrario, lo ideal es disponer de la mayor cooperación posible en las primeras horas, justamente porque la expectativa de vida disminuye con gran velocidad con el paso de los días. Durante las primeras 48 horas debió aceptarse el apoyo de organismos especializados para maximizar el éxito de la búsqueda, ya que las condiciones son sumamente adversas. Esa zona se presenta como un mar verde; la vegetación tiene mucha altura y no es fácil la búsqueda en ninguna de sus dos vertientes: la aérea y la de superficie”. Otro aspecto que se critica es el cerco informativo. Es realmente sorprendente que los mandos militares hayan ofrecido tan poca información sobre las labores de búsqueda. La única explicación posible es que se esté tratando de ocultar algún hecho grave para evitar un impacto político negativo en contra del gobierno de Nicolás Maduro.
El problema se agrava con la sorprendente falta de información después de 30 días de supuesta búsqueda. La ruta que debió haber cumplido desde Puerto Ayacucho a La Esmeralda es apenas de 350 kilómetros, la cual se realiza en una hora y media de vuelo. Ese trayecto lo conocen perfectamente bien los pilotos militares, quienes además cuentan con el apoyo de sofisticados equipos electrónicos que permiten disminuir las probabilidades de un error humano y también, en caso necesario, facilitan la localización del medio aéreo utilizado. Esta realidad debe limitar ampliamente el espacio terrestre de búsqueda, haciendo aún más inexplicable la imposibilidad de su localización. Si estos elementos no fueran suficientes para generar graves dudas en la opinión pública, se debe conocer que el helicóptero MI17V5 es una aeronave de 7 toneladas de peso y capacidad para 32 personas, 18 metros de largo, 4,76 metros de altura, un rotor de 24 metros de diámetro y un fuselaje de aproximadamente 8 metros de ancho. Estas características de tamaño y peso obligan a pensar que en caso de haber ocurrido un accidente, aun en esa intrincada zona selvática, el espacio deforestado debió haber sido de tal magnitud que hace casi imposible explicar que no se haya detectado su ubicación por cualquier aeronave de ala fija o rotatoria o por patrullas terrestres que deben estar recorriendo la zona del posible impacto.
Este delicado asunto me obliga a exigirle públicamente al general Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa, y al Alto Mando Militar una transparente explicación del accidente. No es posible aceptar que, después de treinta días de ocurrido un hecho de tanta gravedad, los familiares del personal militar y civil que viajaban en dicho helicóptero no conozcan con detalle el desarrollo de la operación de búsqueda. Además, la opinión pública percibe que el cerco informativo existente lo que busca es borrar de la memoria colectiva el accidente para no informar las verdaderas causas que lo originaron. Esta realidad hace imprescindible que usted y el Alto Mando Militar les expliquen a los venezolanos, en particular a los familiares de tripulantes y pasajeros, y a los cuadros de la Fuerza Armada Nacional la verdad de lo sucedido. Es totalmente inaceptable que transcurridos 30 días de la ocurrencia del siniestro se continúe tratando de justificar la falta de resultados con la excusa de la adversidad de las condiciones climatológicas imperantes en la zona.
Ustedes tienen la palabra. Demuestren a los venezolanos y a los cuadros militares que están en capacidad y disposición de cumplir con sus responsabilidades como jefes militares.
Sé el primero en comentar en «FERNANDO OCHOA ANTICH: El misterio del helicóptero MI17V5»