Según dicen Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck o Churchill dijeron aquello de que “la política es el arte de lo posible”, y que luego alguien corrigió la frase y dijo que “la política es el arte de lo imposible”. El caso es que arrancando el año, constitucionalmente está previsto el remozamiento de la directiva de la Asamblea Nacional. Según el acuerdo político, le corresponde al partido Voluntad Popular la presidencia del parlamento. Se ha informado que el líder de esa organización política, Leopoldo López, ha decidido que el joven diputado Juan Guaidó ocupe ese alto cargo, sin embargo rumores de corrillos en el mundo político dejan entrever que en la AN podría producirse una sorpresa que regresaría a la jefatura del parlamento al líder adeco Henry Ramós Allup, con apoyo de la bancada del régimen. Este rumor asienta su lógica en un posible acuerdo para la transición que se estaría cocinando. Según los propagadores de este bisbiseo, Nicolás Maduro confía en Ramos Allup para su supuesta salida de la jefatura del gobierno, sin mayores traumas. Entre los posibles acuerdos de este pacto, estaría la designación inmediata de un Consejo Nacional Electoral autónomo, que garantice unas elecciones libres. Si esto ocurre así, Henry Ramos se expondría a ser blanco de rabiosos misiles radicales, pero al final presentaría como balance: Logramos la transición por la vía democrática, tal y como lo logró la oposición chilena con Patricio Aylwin y Ricardo Lagos para que Pinochet aceptara salir de la Jefatura del régimen. La escena -narrada en el libro “Historia oculta de la transición”, de Ascanio Cavallo- grafica fielmente la dinámica que imperaría durante el gobierno de Aylwin: un Pinochet que aún era un actor político relevante, al mando del Ejército por ocho años más, con la inamovilidad consagrada por la Constitución de 1980. Un cargo que no estaría dispuesto a dejar. Aquel fue un acuerdo muy cuestionado por el país sureño, pero al final, se logró el objetivo, salir del dictador. Realmente lo de Henry Ramos Allup suena descabellado, pero como dijimos al principio, “la política es el arte de lo imposible”. Amanecerá y veremos.
Según dicen Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck o Churchill dijeron aquello de que “la política es el arte de lo posible”, y que luego alguien corrigió la frase y dijo que “la política es el arte de lo imposible”. El caso es que arrancando el año, constitucionalmente está previsto el remozamiento de la directiva de la Asamblea Nacional. Según el acuerdo político, le corresponde al partido Voluntad Popular la presidencia del parlamento. Se ha informado que el líder de esa organización política, Leopoldo López, ha decidido que el joven diputado Juan Guaidó ocupe ese alto cargo, sin embargo rumores de corrillos en el mundo político dejan entrever que en la AN podría producirse una sorpresa que regresaría a la jefatura del parlamento al líder adeco Henry Ramós Allup, con apoyo de la bancada del régimen. Este rumor asienta su lógica en un posible acuerdo para la transición que se estaría cocinando. Según los propagadores de este bisbiseo, Nicolás Maduro confía en Ramos Allup para su supuesta salida de la jefatura del gobierno, sin mayores traumas. Entre los posibles acuerdos de este pacto, estaría la designación inmediata de un Consejo Nacional Electoral autónomo, que garantice unas elecciones libres. Si esto ocurre así, Henry Ramos se expondría a ser blanco de rabiosos misiles radicales, pero al final presentaría como balance: Logramos la transición por la vía democrática, tal y como lo logró la oposición chilena con Patricio Aylwin y Ricardo Lagos para que Pinochet aceptara salir de la Jefatura del régimen. La escena -narrada en el libro “Historia oculta de la transición”, de Ascanio Cavallo- grafica fielmente la dinámica que imperaría durante el gobierno de Aylwin: un Pinochet que aún era un actor político relevante, al mando del Ejército por ocho años más, con la inamovilidad consagrada por la Constitución de 1980. Un cargo que no estaría dispuesto a dejar. Aquel fue un acuerdo muy cuestionado por el país sureño, pero al final, se logró el objetivo, salir del dictador. Realmente lo de Henry Ramos Allup suena descabellado, pero como dijimos al principio, “la política es el arte de lo imposible”. Amanecerá y veremos.
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