A las 3:43 pm Leopoldo López volvió al banquillo de los acusados en la que sería su última intervención en el juicio que se le sigue por los hechos de violencia del 12 de febrero de 2014. Como lo hizo durante las 72 sesiones del debate oral y público que se inició el 23 de julio de 2014, se mostró enérgico y desafiante.
Hasta el final levantó la voz para exigirle a Susana Barreiros que sentenciara apegada a la ley y pasara a la historia como una jueza excepcionalmente honorable, en medio de un Poder Judicial utilizado artificiosamente para criminalizar a la oposición: «Usted tiene más miedo de dictar la sentencia que yo de escucharla» Solo se le quebró la voz cuando comentó qué haría si el inminente fallo fuese absolutorio: «Este sábado celebraría en casa el cumpleaños de mi hija Manuela». El comentario motivó el llanto de su esposa, Lilian Tintori, que junto con su madre, Antonieta López de Mendoza, fueron los únicos familiares a quienes les permitieron estar presentes.
Pero ambas se reconfortaron cuando el preso político más emblemático del país también dijo que si sale en libertad volverá a recorrer el país, en procura de un cambio político; en sus palabras, «de una mejor Venezuela».
La férrea restricción del acceso a la sala de audiencia fue convalidada por las autoridades judiciales, aunque constituye una violación del debido proceso y el principio de publicidad que debe regir en materia penal.
López vestía flux azul, camisa blanca y corbata vinotinto. Solo en esta sesión y en la anterior usó traje, pues siempre había comparecido ante el Tribunal 28° de Juicio con ropa deportiva. Tiene barba y ahora usa lentes. Lo que no ha variado es su cuaderno negro en el que toma notas, y el ejemplar de la Constitución, cuyas normas permanentemente cita.
El acto comenzó con la réplica de los fiscales del Ministerio Público Franklin Nieves y Narda Sanabria a las conclusiones que habían expuesto los equipos defensores de López y de los estudiantes Christian Holdack, Demian Martín y Ángel Álvarez en la sesión anterior.
Fiscal vs fiscal. Como lo hizo en alguna oportunidad, el fiscal Nieves afirmó que el dirigente de Voluntad Popular era responsable de las 43 muertes ocurridas durante las manifestaciones contra el gobierno que se llevaron a cabo entre febrero y mayo del año pasado. López le respondió con los resultados de las pocas investigaciones adelantadas por el propio Ministerio Público, que indican que agentes de los cuerpos de seguridad fueron responsables de las muertes, al menos las de Bassil da Costa y Juan Montoya. En efecto, los acusados por ambos casos son funcionarios del Sebin y de la Guardia Nacional Bolivariana.
«El gobierno fue el causante de la violencia el 12 de febrero», insistió el líder opositor, que reconstruyó cronológicamente los hechos, con precisión de las horas de la culminación de la marcha opositora, de su retiro de Parque Carabobo, de cuando fueron heridos de muerte Da Costa y Montoya y del ataque a la sede del Ministerio Público. Su intención era demostrar que el detonante de los hechos de violencia no fue su discurso, sino los dos primeros asesinatos.
La fiscal Sanabria trató de interrumpirlo, alegando que los homicidios ocurridos el 12 de febrero no eran objeto del juicio. La jueza Barreiros le dio la razón a la fiscal, pero López alzó más la voz y terminó su argumentación sobre su desvinculación con el origen de los delitos por los cuales se le acusa.
Ayer Barreiros manifestó la extrema severidad que la ha caracterizado en la conducción del juicio. Holdack terminó su intervención rezando un Padre Nuestro y la mayoría del poco público asistente lo siguió en la oración. La jueza se incomodó y mandó a callar a todos. Cuando los estudiantes Martín y Álvarez le pidieron permiso para ir al baño, les dijo que apenas tendrían cinco minutos. Cuando los dos jóvenes se levantaron de sus asientos, la jueza les reiteró que los cinco minutos comenzaron a correr. La defensa de López le pidió a Barreiros que le permitiera al acusado almorzar antes de tomar la palabra, pero la jueza no accedió.
Criminalización de la palabra
Desde el primer día que se enfrentó a la jueza Barreiros, López le advirtió que el juicio necesariamente tendría que ser un debate de su propuesta política pues, precisamente, por exponerla públicamente se le está juzgando. En ese sentido, recordó los juicios a Sócrates y Jesucristo: «A ambos se les condenó por la palabra».
Sin embargo, la fiscal Sanabria insistía en que sus críticas a las autoridades de los poderes públicos estaban fuera de lugar. Solo en ese momento la jueza Barreiros se manifestó menos severa y permitió que el dirigente opositor hablara con holgura. Y López repitió: «Este es un gobierno corrupto, ineficiente antiodemocrático y autoritario».
A las 6:23 pm concluyó lo que sería el último discurso de López en tribunales. A las 9:45 de la noche la jueza Susana Barreiros pronunció el fallo donde lo condenó a Leopoldo Eduardo López Mendoza (44), a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión por su responsabilidad en los hechos de violencia ocurridos el 12 de febrero de 2014.
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