CERROS DE RENUNCIAS: Estampida de funcionarios crea crisis en empresas y organismos del Estado en Venezuela

*** Muchos sostienen que con la renuncia de un solo sujeto: Nicolás Maduro, todo cambiaría en Venezuela. Hoy él aparece como el gran causante de este grave problema, pero lamentable y paradójicamente, todos renuncian, menos él.

La estampida de funcionarios públicos en Venezuela es un fenómeno nunca visto. Las empresas y organismos del Estado, hoy están quedando sin personal. Los pésimos sueldos, las malas condiciones laborales y el despotismo hacen posible que los servidores públicos abandonen sus puestos de trabajo. Diariamente las renuncias invaden los escritorios de los jefes en empresas Estatales y demás organismos oficiales. Hasta los hospitales y cuerpos policiales se están viendo afectados por esta situación.

En la industria petrolera es impresionante el volumen de personal que ha abandonado sus cargos. Desde simples trabajadores, aforadores, técnicos y hasta muy buenos ingenieros ha dicho “I say goodbye”. Lo mismo ocurre la empresa eléctrica Corpoelec. La banca pública tampoco se ha salvado de la diáspora. En El Tablazo, Sidor, Venalum, etc., la situación también es muy crítica.

En los cuerpos policiales y hasta militares también hay reportes diarios de solicitud de baja. En el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística dejó de ser un organismo de vocación, disciplina y lealtad, para convertirse en un órgano represivo entregado a los caprichos del dictador y sus acólitos, por lo que las renuncias no cesan. Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que, todo esto es el legado del “socialismo del siglo XXI” que en Venezuela deja terribles secuelas, con tendencia a empeorar. Invariablemente este fenómeno lo producen regímenes totalitarios, como el venezolano, pero ocurre que lo que ocurre es inédito. Los sueldos no alcanzan ni siquiera para comprar un cartón de huevos; la escasez de alimentos, medicinas, dinero efectivo cada vez es más pronunciada. La inseguridad y la corrupción hacen estragos. La desaparición de las libertades causa preocupación mundial. La represión y la violación de los derechos humanos son el pan nuestro de cada día y la acumulación de esos factores es el causante de este gran éxodo de funcionarios que se observa en el país. Nadie se la cala.

De la difícil situación que se presenta con las renuncias, no se escapan las escuelas, liceos y universidades. Eso se ha venido sintiendo en las aulas de clases desde el reinicio del año escolar 2018. El marcado ausentismo de maestros y profesores, debido al abandono de cargos pone en jaque la educación. La pública… y la privada no se escapa del fenómeno. Cómo hacer frente a la falta de alimentos y al déficit de docentes son temas que dominan las reuniones de planificación que se realizaran en las instituciones educativas. A esto que ocurre en el sector educativo se le suman las reparaciones inconclusas de las instalaciones y la deudas contractuales con maestros y profesores son otros elementos que también amenazan con comprometer la actividad académica. Pudiéramos decir sin temor a equivocarnos que este es el daño más terrible que se la causa al país.

Muchos sostienen que con la renuncia de un solo sujeto: Nicolás Maduro, todo cambiaría en Venezuela. Hoy él aparece como el gran causante de este grave problema, pero lamentable y paradójicamente, todos renuncian, menos él.

Un caso especial: PDVSA

 

Esta crisis no es nueva en Venezuela, son que en estos largos 19 años de “revolución” se ha venido agravando. En 2003, el entonces Presidente de Venezuela, hoy difunto Hugo Rafael Chávez Fría, en cadena nacional despidió a más de 18.000 empleados, más de la mitad de la fuerza laboral de Petróleos de Venezuela, con el agravante que a los botados de PDVSA y gracias al sometimiento de la justicia, ni siquiera les pagaron sus prestaciones sociales. El delito de aquellos trabajadores fue haber participado en una huelga convocada en protesta por la politización de la compañía. Su castigo fue ser excluidos de los empleos no solo en PDVSA, sino también en cualquier compañía que hiciera negocios con la empresa petrolera. El hacha cayó pesadamente sobre gerentes y técnicos. Se piensa que alrededor de 80 por ciento del personal en Intevep, la subsidiaria de investigación de PDVSA, se unió a la huelga. De un plumazo, Venezuela perdió a todo su círculo intelectual petrolero. Fue un golpe del cual PDVSA nunca pudo recuperarse. La producción petrolera de la empresa no solo estuvo estancada por años, sino que en los últimos tiempos ha caído en picada por una extraña persecución del Ministerio Público que favorece a empresas rusas.

La pérdida de Venezuela fue la ganancia de otros, todos los ex empleados de PDVSA se fueron del país a trabajarse a otros países como Estados Unidos, México y el Golfo Pérsico, y a lugares distantes como Kazajistán y Malasia. Aquello fue un golpe mortal para nuestra industria petrolera, que hoy luce quebrada y con un futuro nada halagador.

Reconstruir el país no será tarea fácil, pero para comenzar, los venezolanos debemos, de una vez por todas, concretar la salida de este narco régimen. Manos a la obra.

 

José Rafael Ramírez
Periodista, CNP 3.141

 

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