¡Un olé… por César Girón!

maestranza Cesar Giron*** Viaja a España, madre de la tauromaquia, y emprende una fascinante carrera que le consagra como un excelente “matador”, obteniendo ovaciones y laureles a granel en las mejores plazas españolas; tanto fueron los triunfos de César, en tierras ibéricas que le valieron ocupar el primer lugar en corridas en los años 1954 y 56

César GirónDecía Ernest Hemingway, Nobel de Literatura y buen aficionado a los toros, que “El único lugar en donde se puede ver la vida y la muerte…es en el ruedo”, al referirse al oficio del torero. Venezuela, ha cultivado y desplegado con inmensa soltura y pasión el arte de la tauromaquia. El país ha tenido desde comienzos del siglo XX dignos representantes en el arte o ritual de enfrentarse a un toro en el ruedo. Maracay, ciudad taurina por tradición vio crecer y forjarse como toreros a una dinastía de “matadores” que pusieron en alto el nombre de su gentilicio en todas las plazas en que les correspondió actuar, se trata de los hermanos Girón: César, Curro, Rafael, Efraín y Freddy, y de ellos César, fue el pionero en la familia en abrir el camino por la afición taurina, y el más excelso en la destreza y talento al realizar una faena a un toro de lidia.

Ernest Hemingway en los torosErnest Hemingway: “El único lugar en donde se puede ver la vida y la muerte…es en el ruedo”

César Girón, es considerado uno de los toreros más importantes que ha dado la fiesta brava en el siglo X X. Irrumpió en este difícil y riesgoso oficio desde niño cuando a los 12 años se lanzó al ruedo como espontáneo en la actuación de una cuadrilla infantil en la Maestranza de Maracay; la pasión por los toros había marcado su vida, y a los 17 años, en 1950 debuta profesionalmente en una tarde memorable de Agosto, obteniendo un triunfo al matar seis astados y sacado en hombros por la puerta grande del Nuevo Circo de Caracas.

Apoteósica tarde que le abrió las oportunidades en esos primeros años de la década, cuando comienza su notoriedad con grandes augurios, al insigne torero en ciernes que era. Viaja a España, madre de la tauromaquia, y emprende una fascinante carrera que le consagra como un excelente “matador”, obteniendo ovaciones y laureles a granel en las mejores plazas españolas; tanto fueron los triunfos de César, en tierras ibéricas que le valieron ocupar el primer lugar en corridas en los años 1954 y 56.

Con ese palmarés conseguido, su fama y favoritismo entre el público taurino crece, para triunfar también en la plaza más taurina y de jerarquía en América: la Monumental de México, e igualmente en cosos venezolanos. Supo darle César Girón a su estilo, una postura muy propia y majestuosa, con gran personalidad creando un pase de muleta original conocido como “la girondina”.

Su carrera ascendente y triunfal se mantiene durante los años sesenta, cortándose la coleta en 1966 temporalmente, para reaparecer en la Monumental de Valencia en 1971, alternando con dos grandes de los ruedos: Antonio Bienvenida y Luís Miguel Dominguín. Lamentablemente para Venezuela y para el mundo taurino, ese mismo año el 19 de Octubre, una mala tarde como pocas tuvo el torero, falleció en fatídico accidente automovilístico en la autopista Caracas- Maracay, de eso hacen 44 años.

Por ello recordamos esta triste efeméride y damos un Olé con tronío al César de América, conceptuado como uno de los mejores del mundo en esta fiesta bravía. Recibe César, los aplausos y el revolotear de los pañuelos de la afición que te sigue queriendo y admirando, y en este recordatorio emotivo te decimos con los versos de Ernesto Luís Rodríguez, “¡Girón de cielo volcado/ para el asombro torero!/ Girón de sol gironero/ donde reluce el decoro. / ¡En pedestales de toro/ quedó plasmado el acero! / ¡Oro de tarde bravía/ sobre la heroica faena/ fulge la tierra morena/ con luz de gironería!

 

Fernando Pérez Barrios

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