Es mucho más complejo que decir: “Felipillo salió huyendo” e instalar tal etiqueta en las redes sociales. Al llegar el domingo 7 a Caracas, en Maiquetía, fue abordado por una periodista de un canal oficial que le gritó por encima del caluroso recibimiento que le brindaron en el aeropuerto: “¿Es verdad que usted fue procesado por terrorismo?” Felipe González no perdió el paso y le respondió: “El único que lo intentó fue Franco y no lo logró”. Al momento de abandonar el país el martes 9, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Colombiana, se había colado en la Rampa Cuatro un camarógrafo de Telesur, quien filmó (sólo imagen, ningún sonido) el trecho que va desde la despedida que le rindieron los oficiales de la embajada española en Caracas hasta que sus nalgas bastante abultadas desaparecieron en el interior del jet.
Nicolás Maduro no había abierto la boca durante las 48 horas que el ex presidente del gobierno de España estuvo en su labor, pero, cuando supo que el avión enviado por Juan Manuel Santos había dejado el espacio aéreo venezolano, volvió a desbordarse en improperios.
El circuito que Felipe González había comenzado hace poco más de un mes, bien podría llamarse “Operación Isidoro“, en honor al seudónimo (Nom de Guerre, en términos partisanos) que utilizó durante la clandestinidad que debió sufrir durante la dictadura de Francisco Franco. Y tiene más patas que un calamar.
Por supuesto, el foco es Venezuela, como todos saben (respeto y vigencia de los derechos humanos, detener la degradación democrática, necesidad de auxilio internacional, poner cese a la horrible crisis económica).
Felipe González tomó el testigo y se hizo heráldico militante de esa causa en el momento en que consintió en recibir el premio Ortega y Gasset que le fue otorgado en Madrid a inicios de mayo al luchador democrático y fundador del diario Tal Cual, Teodoro Petkoff. Ya para entonces había resuelto intervenir en la lucha por la libertad de los presos políticos, especialmente la del dirigente Leopoldo López, hoy con más de 15 días en huelga de hambre en una celda de la prisión militar de Ramo Verde. Pero a partir de Teodoro, el panorama se le ensancha a Isidoro. Es más que eso, mucho más.
Logra en España que el gobierno de Mariano Rajoy cierre filas ante sus intenciones de participar en la defensa legal de López; impulsa a su partido de siempre, el PSOE, para que introduzca y se apruebe en el Congreso de los Diputados una moción en favor de las libertades públicas y los derechos humanos en Venezuela; extiende la campaña hasta el Parlamento Europeo para que haga lo propio; vuelve a poner el tema Venezuela en el centro del debate internacional. Aunque, también, la travesía paralela del gobierno de Maduro (con sus demandas y atropellos a medios y periodistas, escalada de la represión, apertura de nuevos frentes de conflicto) han ayudado bastante.
Luego de las elecciones municipales y autonómicas en España el domingo 24 de mayo, la Operación Isidoro toma velocidad de crucero. Y durante 48 horas, en Venezuela, se convierte en tornado de revuelo.
1) Antes de viajar a Caracas (ya había retrasado el viaje el pasado 17 de mayo debido a la suspensión de la vista oral de Leopoldo López), se había reunido con Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, quien es el anfitrión de la II Cumbre UE-Celac que comienza hoy miércoles 10 en Bruselas, con el objetivo de que el tema Venezuela formara parte de la agenda. Eso no se logró en las reuniones preliminares, pues a pesar del impulso europeo muchos cancilleres latinoamericanos evitaron el consenso para que se incluyera el tema en la Declaración de Bruselas.
2) No viajó directo Madrid-Caracas, sino que hizo la ruta MAD-BOG-CCS, con el fin de arreglar con el presidente colombiano Juan Manuel Santos la postura común en la Cumbre de Bruselas, en la que de todos modos se va a plantear el tema (en las voces de Santos, el español Rajoy y de la propia la alta representante de la UE, Federica Mogherini) y para afinar estrategias para que a Felipe González se le permita participar en la cumbre como ex presidente del Consejo Europeo y ex jefe de lo que en su tiempo llamaron el Club de Sabios.
3) Una vez en Caracas (a sabiendas de todas las trabas y hostigamientos que le caerían encima), a su tema inicial ya se le habían añadido otros. Esto es: influir para que las posiciones de la oposición política venezolana se acercaran más, dejaran para después los conflictos internos y se enfocaran en lo que piensa es primordial en estos momentos: las elecciones parlamentarias este año con garantías suscritas y vigilancia internacional (Ernesto Samper ha dicho que sí, por cuenta de Unasur; Luís Almagro, nuevo secretario general de la OEA, no parece oponer los mismos remilgos que su antecesor Insulza).
Esas 48 horas en Caracas las repartió muy bien: Con las esposas de López, Ledezma y Ceballos; visita a Antonio Ledezma (por cierto no he visto ninguna foto de ese encuentro); reunión larga con la MUD; reunión con Capriles Radonski (sin foto aún), rueda de prensa internacional y fraterna charla con Teodoro Petkoff, en la sala de la cárcel de su casa.
Durante la entrega del premio Ortega y Gasset en Madrid, González dijo: “En todo caso, me contentaría mucho si sólo me dejaran conversar con mi amigo Teodoro”.
A todas estas, el gobierno y todo su poder (Telesur al frente) arremetían contra la trayectoria de FG. Pero se demostró que quien realmente está preso de pavor es el mismo Maduro: No fue a recibir el premio de la FAO, dejó al papa Francisco en manos de Cristina F. de K, y tampoco se presentará en Bruselas ni hoy ni mañana. En la FAO y en la Cumbre el suplente es Jorge Arreaza, a quien ningún periodista, analista, jefe de Estado o par entre pares se le ocurriría preguntarle, por ejemplo: Mira, mijo, ¿qué va a pasar en Venezuela?
De manera que Felipe González, que ya es ducho en entrar y salir clandestino en aviones protegidos (ejemplo: caso CAP a mediados de los ´70), en esta oportunidad tampoco salió corriendo.
Cuando supo que Maduro ya no está para guardar apariencias y que no se le permitiría visitar a los presos políticos ni asistir a la vista oral en el juicio contra Leopoldo López, el curso venezolano estaba caducando y que otra fase de la Operación Isidoro estaba en puertas.
Entonces salió, en avión expreso de la FAC y no en vuelo regular de Avianca como había llegado, por urgencias del plan maestro. Santos y el mismo FG debían estar en Bruselas hoy. Y son 12 ó 13 horas de vuelo.
Además de lo que digo: Acá en España (esto lo comprenderá todo aquel que haya jugado billar alguna vez en su vida) la carambola también es a cuatro bandas: poner a Podemos contra las cuerdas con respecto a su filiación chavista, resaltar el compromiso de la socialdemocracia española con las libertades básicas y los derechos humanos, aislar a la izquierda momificada tipo Cayo Lara (Izquierda Unida en su extinción), consolidar el bloque logrado en el Parlamento Europeo con respecto a la situación venezolana.
Por supuesto, tienen razón quienes dicen que al gobierno de Maduro no le había quedado otra alternativa que tratar de amedrentarlo a través de sus colectivos mediáticos, los cuales en esta oportunidad han vuelto a mostrar el aura fascista que se ha instalado en Miraflores.
Isidoro no ha terminado…
Buenísimo!!!