Uno mira las escenas una y otra vez, al tiempo que siento como se aceleran los latidos de mi corazón hasta poder escucha el ritmo sincopado de todo un deslave de angustia e incertidumbre. Reinicias el video para apreciar los detalles más sórdidos del hecho, y tu boca se seca de improviso, para dar paso a los presagios de la nausea con su sabor de océano podrido. Te ayudas respirando profundo y con calma para concluir que en realidad te cuesta mucho trabajo creer, que lo visto es cierto. Deseas que se trate de una pesadilla, de esas malas experiencias nocturnas, las cuales al despertar, exorcizas con la certeza de que solo se trata de un mal sueño. Pero no, la vaina es real y ocurre de nuevo ante tus ojos cada vez que les das replay al comando de control de tu Ipad. Al final de la jornada 3 jóvenes fueron asesinados a manos de las autoridades policiales/militares/colectivos armados/ y la cifra de heridos será un secreto difícil de develar.
Observas en el video, como ellos absolutamente impávidos, con la sangre fría de un asesino serial, los efectivos de la policía política de mi país disparan contra jóvenes que protestan en las calles de Caracas. Niños grandes, armados solamente con el valor que les imprimió en la nobleza de su alma la gubia de sus convicciones. El 12 de Febrero día de la Juventud, los jóvenes demócratas de Venezuela salen a la calle, piden y exigen con sólida certidumbre un cambio de rumbo al régimen de Nicolás Maduro, quien responde con más represión, colectivos armados que defienden su “revolución” y un Black Out informativo.
En San Cristóbal, Táchira, dos fornidos efectivos de la GNB persiguen a un anciano que mal puede correr y menos aún, presentar peligro para ellos. Le dan alcance en pocos metros. El más aplicado funcionario lo derriba con certeros golpes a la cabeza y al plexo solar, mientras el segundo efectivo, con lo poco que le queda del festín, lo golpea severo en la espalda con su escopeta. Realiza un swing perfecto, emulando posiblemente a Miguelito Cabrera o a Tiger Woods. Me gustaría preguntarle ¿Qué sintió cuando el anciano perdió el conocimiento? ¿Qué edad tendrá su padre? Su abuelo vive aún?
El pobre hombre se desmaya y queda inerme en el piso. Los cancerberos se retiran al trote lento ante los gritos de desaprobación de la gente que observa, tan desvalida como lo hago yo, el oprobio de tan injustificada agresión. El GNB aporreador más entusiasta, se devuelve y patea la cabeza del pobre hombre, como si fuese un balón de fútbol, para retirarse sintiéndose orgulloso del deber cumplido. Como si fuera un Leo Messi con uniforme de Robocop y un escapulario contra las mentadas de madre. En Maracay, policías uniformados persiguen una pareja de mayor edad, los acorralan contra una pared, los golpean, los roban para dejarlos abandonados a su suerte. Los gritos de repudio y protesta de los vecinos son acallados con disparos irresponsablemente lanzados al aire. Todo está en You Tube. No trato de emular a Quentin Tarantino, la realidad lo supera con creces.
Una fotografía captada en la marcha de Caracas, vista en un portal de noticias, y difundida a rabiar en las redes sociales, permite ver a un joven reducido y sangrante que levanta sus manos en señal de abatimiento y nula resistencia. A su lado, un efectivo militar, lo controla mientras luce en su mano derecha una manopla de acero, que dibuja su contorno sobre la mano severa que también sujeta un radio trasmisor. La manopla cumplió su objetivo, y luego se aprecia en un video sobre el mismo incidente como el militar cubre con la capucha de la sudadera del joven su última tarea. Lo hace presuroso para que no sea visible a los ojos escrutadores de los fotógrafos que rondan la escena.
Otro video muestra efectivos militares apostados dentro de un restaurant de carnes ubicado diagonal a la 13 Brigada de Infantería en Barquisimeto, mientras disparan desde allí contra manifestantes concentrados en la intersección de las Avenidas Venezuela con Los Leones. En Mérida colectivos armados atacan a rostro cubierto la marcha de los jóvenes universitarios, mientras otros compañeros, mas aplicados todavía, desvalijan los automóviles estacionados en un edificio de apartamentos que sirvió de cobijo a los manifestantes. Todo en vivo y directo, pero silenciado por los grandes medios radioeléctricos del país.
La lista de oprobios puede ser infinita. Miles de casos no se reportan porque el gobierno prohibió a las emisoras de radio y televisoras del país dar detalles sobre ello. Una providencia de CONATEL, publicada días antes, advertía de las sanciones estimadas para quien violara el cerco de silencio que el gobierno le impondría a las protestas, y obviamente, a su cruenta represión. Solamente algunos diarios, los valientes que aún quedan en pie, plenaron las pocas páginas que pueden imprimir con los detalles de la masacre. Los medios radio eléctricos guardaron silencio, y eso será motivo de discusión en un momento no muy lejano.
Al día siguiente Nicolás Maduro y Diosdado Cabello reconocen en sendas declaraciones publicadas en El Universal la existencia y actuación de los colectivos armados. El primero lamenta la baja de un tal Juancho, hombre de prontuario extenso, que fue dado de baja en un confuso incidente de policías y francotiradores. El segundo, ahora capitán ascendido, le envía un mensaje al colectivo del 23 de Enero, casa matriz del fallecido Juancho, exhortándoles a la calma y a la cordura. En dos platos, el gobierno por intermedio de sus dos y más calificados voceros, reconoce la existencia y actuación de civiles armados, afectos al proceso, que actúan reprimiendo manifestaciones de estudiantes con los resultados que ya todos conocemos.
El otro significativo detalle de esta sórdida historia, es lo premeditado del cerco informativo decretado días antes por parte del gobierno vía CONATEL, para poder actuar a sus anchas y reprimir sin testigos a los jóvenes universitarios y ciudadanos todos que saldrían a manifestar su inconformidad con el gobierno de Maduro. Hay dos violaciones flagrantes a la constitución (como si les importara) en las cuales se vulnera la especifica noción de que debe ser el Estado, quien controle el monopolio de la fuerza, y la otra, es la violación flagrante al derecho de todo ciudadano a estar debidamente informado.
Insisto en esta última condición, por ser esta una de las garantías fundamentales que hace la diferencia entre una sociedad democrática y una vulgar dictadura. En pleno proceso del día 12 CONATEL ordena el cese de las trasmisiones del canal de noticias por cable NTN24, quien era el único medio que informaba lo que acontecía en nuestro país. La señal del canal se origina en Colombia y era en verdad el único medio que permitía a nuestros nacionales conocer lo que realmente sucede en nuestro país.
La necesidad de expresar a viva voz el pensamiento y difundir libremente información de interés a cualquier ciudadano ha sido entendido por las sociedades modernas como algo consustancial con la persona humana, incluso hasta como respirar, comer o procrear. Se trata simplemente de garantizar la libertad de conciencia y la dignidad del hombre, para que sea natural el acceso al mayor flujo de información e ideas, sin que nadie las escoja por el otro. En una democracia real no puede haber censura previa, ni de ningún tipo.
En esta circunstancia vale insistir en el hecho que el brazo armado del partido de gobierno realiza labores de represión y orden público por intermedio de sus colectivos armados. Se instaura la ley marcial que impone un Black Out informativo a todas luces un evento contra la constitución y el ordenamiento legal vigente. Las fuerzas policiales y militares aplican la pena de muerte de manera flagrante en las calles de Caracas y otras ciudades del país, todo acontece mientras el gobierno en cadena nacional, insiste en que somos más felices que un parque de atracciones de Disney con 30 millones de habitantes.
Esto demanda una respuesta seria, meditada, concertada de toda la dirigencia del país. No tan solo la MUD que decretó 3 días de injustificable receso operativo, sino de todas las llamadas Fuerzas vivas. Los estudiantes por si solos, no pueden imponer ese cambio de rumbo y necesario apego a la constitución y las leyes. Es todo el estamento del liderazgo nacional incluyendo a las iglesias, los empresarios, los industriales, los comerciantes, quienes deben pronunciarse, incluyendo por supuesto a las reservas morales que aún deben quedar en nuestras Fuerzas Armadas.
No es de tiempo de precipitaciones, pero tampoco lo es para recoger flores y escurrir el bulto. Ya los estudiantes dieron la cara, hicieron el trabajo sucio y pusieron los muertos. Ahora le toca al resto del país.
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