Hace unos 18 días, dos inspectores y otros cuatro funcionarios adscritos a la División Nacional de Inteligencia del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), con sede en la urbanización Santa Paula, en el este de Caracas, escoltaban un autobús (llamado buscama), marca Volvo, placa 60001A9A, color blanco rotulado con el nombre Transporte Nueva Generación que salió de Maracaibo, con destino Caracas, transportando en un doble compartimiento, nada menos que 200 kilos de cocaína, valorados en el mercado internacional hasta en unos tres millones de dólares y hasta más, según los entendidos en la material. Resulta que ese buscama al parecer presentó una falla mecánica y tuvo que entrar al terminal de pasajeros Big Low Center de Valencia. Allí, en el principal terminal de pasajeros del estado Carabobo, el autobús de Transporte Nueva Generación permanecía custodiado por los inspectores Pérez y Pimentel y los otros cuatro funcionarios del CICPC, mientras lo reparaban.
Cuatro horas después de haberse estacionado en el Big Low Center, llegó tipo comando una comisión del Departamento contra Hurto y Robo de Vehículos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) con asiento en el Llanito de Caracas. Una veintena de funcionarios portando armas de grueso calibre tomaron la zona, rodearon el autobús y sometieron, desarmaron y esposaron a los funcionarios del CICPC. Acto seguido revisaron el autobús y evidenciando un conocimiento de lo que buscaban, dieron fácilmente con los 200 kilos de cocaína que eran transportados en esa unidad. Inmediatamente arrancaron a Caracas con los funcionarios presos y el autobús. En la sede de El Llanito, los funcionarios de la PNB elaboraron dos actas que les presentaron a los detenidos. En ese momento les dijeron: “En esta primera acta está el cuento real de lo que pasó, la cual los coloca a ustedes en una situación muy delicada, es decir, caídos y hundidos. En esta otra acta, ustedes se salvan, porque decimos que ese autobús estaba abandonado y la Brigada Canina, con sus perros antidrogas, localizó el alijo en un compartimiento del primer piso. Removimos las láminas de metal y sacamos 71 panelas de cocaína. ¿Cuál de las dos actas quien que presentemos?” Les preguntaron a los inspectores Pérez y Pimentel. Por supuesto que prefirieron la segunda opción. Fue así como fueron liberados los funcionarios y el domingo septiembre 22/2019, fue presentado a la prensa en un boletín el procedimiento, según la cual: “…Un total de 71 panelas de cocaína fueron localizadas dentro de un buscama estacionado en el terminal de pasajeros Big Low Center ubicado en Valencia (Carabobo). El procedimiento fue realizado por funcionarios adscritos al Departamento contra Hurto y Robo de Vehículos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de Caracas, quienes el sábado pasado desplegaron un operativo en el mencionado terminal terrestre de pasajeros. Al llegar al Big Low los efectivos realizaron un recorrido y les llamó la atención un buscama en estado de abandono. El vehículo es marca Volvo, doble piso, placa 60001A9A, color blanco rotulado con el nombre Transporte Nueva Generación. Al realizarle la inspección al buscama encontraron que le hacía falta una chapa en el piso superior. Ante esa situación, la unidad fue trasladada desde Valencia hasta la sede de Tránsito Terrestre situada en El Llanito, municipio Sucre (Mir). La Brigada Canina de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) llevó sus perros antidrogas y los introdujo en el vehículo localizando el alijo en un compartimiento del primer piso. Removieron las láminas de metal y sacaron las 71 panelas de cocaína. La fiscal Cagney Mendoza, fiscal 29 de Carabobo conoce del caso.”
Coronel Rubén Santiago Vs. comisario Douglas Rico
Cuatro días después del procedimiento, al frente a la vivienda de uno de los funcionarios del Departamento contra Hurto y Robo de Vehículos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) actuantes en el decomiso de la cocaína, se instalaron dos patrulla Tahoe del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, con intenciones de allanarle, presumiendo que allí se encontraban “encaletados” los 129 kilos de cocaína que no aparecieron en el boletín oficial presentado por la Terrestre de la Policía Nacional Bolivariana. Frente a esa amenaza real de que el CICPC allanara esa vivienda de “seguridad”, el comisionado Juan, brazo ejecutor del coronel Rubén Santiago, sub-director de la Policía Nacional Bolivariana, le pasa la novedad sobre lo que estaba ocurriendo. Allí el fue cuando el sub-director de la PNB le pidió a Juan que le buscara el acta original, las fotos y las credenciales de los funcionarios del CICPC que se cayeron en el procedimiento. Con esos recaudos en la mano, llamó por el privado al comisario Douglas Rico, director del CICPC y le dijo: “mano yo agarré a unos muchachos tuyos custodiando una droga. Tenía para “escoñetarlos”, pero los solté… allí te mandé por el WhatsApp las credenciales. ¿Cómo es eso que ahora me están acosando a mis muchachos?” Acto seguido, casi de inmediato, el CICPC retiró las patrullas Tahoe de la “casa de seguridad.”
¿Cómo es eso que el Comisario Rico no está entre los sancionados por EE.UU?
El comisario general Douglas Rico no encuentra ahora como desaparecer esa evidencia que compromete seriamente a sus hombres de confianza en la División Nacional de Inteligencia. Busca la forma de echar al pajón al coronel Santiago y a sus muchachos, porque “tumbaron” más del 70 por ciento de esa “mercancía”. Su director de inteligencia, comisario jefe Manuel, se quiere lavar las manos y ha dicho que él no sabía que esa comisión jefaturada por los inspectores Pérez y Pimentel andaba por Valencia custodiando semejante cargamento. Total, que cada uno de ellos echa el cuento a su manera, pero la verdad que todo este entramado ha generado una guerra sin cuartel entre el coronel Rubén Santiago, quién se jacta y hasta grita públicamente que es el hijo putativo del general Néstor Reverol, ministro del Poder Popular para Interior y Justicia y Paz; y el comisario general Douglas Rico, protegido de la primera combatiente, Cilia Flores.
A nivel de los hombres de confianza del ministro Reverol, desconfían en extremo del director del CICPC, pues sostienen que “es muy extraño, que sabiéndose como se mueve Rico en el mundo del narcotráfico, no aparezca “ni pellizcado” en esas listas de funcionarios sancionados por los Estados Unidos. Eso huele muy mal”, ha comentado el coronel Rubén Santiago.
Mientras este caso estremece tanto al CICPC, como al Departamento contra Hurto y Robo de Vehículos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), y prueba que lo internacionalmente sostienen quienes dicen que Venezuela es un narco Estado, nosotros seguimos escuchando las versiones de cada uno de los involucrados en lo que denominan: caso Big Low Center
José Rafael Ramírez
Periodista, CNP 3.141
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