Carlos Ramírez López: La catástrofe judicial que cada vez se nos acerca más

Como una hecatombe he venido calificando mi advertencia respecto a las acciones judiciales que se ciernen contra Venezuela en distintos tribunales del mundo bajo el inmovilismo absurdo de quienes tienen la potestad y posibilidad de enfrentar con éxito tal peligro. Tanto lo he gritado que ya estoy perdiendo las esperanzas de que las élites políticas de la oposición oficial hagan algo efectivo al respecto. Solo se limitan en dos direcciones que son: 1) A buscar remedios temporales como son medidas las ejecutivas (decretos administrativos) del gobierno norteamericano suspendiendo la ejecución de embargos y remates cono lo cual estos solo se aplazan, no se eliminan, y, 2) Implorar a la cáfila de acreedores que se porten bien y no nos quiten lo poco que nos queda después del saqueo de los gobiernos de Chávez y Maduro.

Las amenazas inminentes

La deuda con los bonos PDVSA 2020 es la más cercana amenaza que tenemos de ser ejecutada y por la cual estamos a pocos días de perder CITGO, la que llaman la joya de la corona de nuestros activos, puesta como garantía en un contrato leonino firmado por Maduro según el cual además de ser el responsable del robo de aquellos dineros que pidió prestados bajo altísimos intereses garantizándolo con dicha empresa, garantía que consiste en convenir en entregar su propiedad sin necesidad de un juicio. Basta la demostración ante el banco depositario de que no se ha pagado la cuota correspondiente para que éste entregue la empresa al acreedor que así lo reclame, hecho que podrá ocurrir en los próximos días.

Los bandazos rocambolescos de esa deuda

En dos oportunidades la Asamblea Nacional la ha declarado como inconstitucional, pero contradictoriamente se aprobó hacer un abono de 71 millones de dólares a los intereses vencidos dizque para ganar tiempo y poder ejecutar acciones dirigidas a eliminar el peligro de su existencia, dinero perdido, ninguna acción se ha ejercido.Lo único que se ha hecho es pedir a los acreedores que como lobos hambrientos babean ante la presa inmóvil, que por favor tengan compasión y no nos quiten CITGO. Curiosamente esos bandazos se vienen dando a instancias de nuestro abogado, el procurador José Ignacio Hernández, quien ha contratado para nuestra defensa al abogado más feroz del más feroz de los bufetes de New York dedicado al cobro de bonos buitre, pero que ahora en retiro se pasó al bando de los niños buenos y piadosamente nos defenderá “Pro Bono” es decir, de gratis. Ellos vienen obrando bajo esa bobalicona idea de no pelear, sino buscar arreglarse con los bonistas que desesperan por ponerle la mano al deseado botín.

Ya llega el lobo

El próximo día 27 de Octubre vence  el plazo para pagar 913 millones de un total de 1.700 millones de dólares y no hay señales de alguna solución favorable, no se ha interpuesto una demanda ante una Corte de Estados Unidos que indique la posibilidad de una medida cautelar que suspenda la ejecución del compromiso que nos arrebate CITGO, lo único que se escucha es que se hacen desesperados ruegos al presidente Trump para que emita una orden ejecutiva que nos proteja temporalmente aún cuando hay resistencia a ello porque a éste no le resulta cómodo entrometerse en el mercado de bonos y de acciones del santuario de Wall Street, y menos en tiempo de elecciones presidenciales.

Una idea desesperada para salvar CITGO

Me pregunto, ante la certeza de que estos fondos buitres se queden con CITGO ¿no sería mejor plantear al presidente Trump que asuma la deuda a cambio de ceder nuestros derechos a Estados Unidos bajo un contrato con cláusula de rescate posterior pagando lo que haya que pagar?

¿Seguiremos con esa política suicida de no litigar?

Toda, absolutamente toda esa gigantesca deuda que internacionalmente nos amenaza -160 mil millones de dólares- y prácticamente nos amenaza con extinguirnos como nación es ilegal, comenzando con las contraídas con China, con Rusia y continuando con las provenientes de los juicios que nos han seguido y nos siguen en el tribunal mundial de arbitraje CIADI es ilícita. Ha sido dinero para el robo ejecutado en más de veinte años sin ningún tipo de control institucional. Sin contar como defensa legítima. Sin el cumplimiento de requisitos constitucionales. Toda, absolutamente toda es atacable, para eso están los tribunales sobre todo en los de Estados Unidos donde radican la mayoría de las cláusulas de ejecución. También en Inglaterra entre otros. Se requiere de una gran actividad judicial demandando la nulidad de esos convenios ilícitos, o de aquellos procesos donde no hemos tenido representante legal como los del mencionado CIADI que de allí es donde salen las deudas como las de Crystallex y otras. Si hacemos eso los lobos hambrientos se verán obligados a revisar sus actos bajo riesgo de perderlo todo, eso es lo que se llama “mostrar los dientes”, pero no esa tonta excusa de “pago bajo protesto”, ni de rogarles compasión, sentimiento que no existe en ese mundo frío y voraz de los agiotistas.

 

Carlos Ramírez López

@CarlosRamirezL3

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